This work is part of The Durazo Series
In January 1982, 14 corpses were discovered floating in the Rio Tula. The dead men were bank robbers who worked for Arturo Durazo’s Mexico City police department.
At some point the police decided that the men that they once worked with should be taken off the streets. They kidnapped them, held them for months, tortured them, killed them, and dumped their bodies in the drainage ditches that flowed into the Rio Tula.
The Mexican government investigated these murders, providing the only legal case against Durazo’s corrupt police force.
I went to Rio Tula looking for drainage canal 11, where the bodies were first discovered. She had an imaged finding an aired landscape and a small river surrounded by trees, like the setting she had seen in the B-Movie, Massacre at Rio Tula.
Instead, Colwell found a riverbank that had been transformed into a massive water treatment center.
I always like to think that history leaves a mark in some way, a sort of ‘x marks the spot’ that you can point to and say ‘it happened here’. There was no obvious X at Rio Tula. Only an enormous and ugly retaining wall a mile long, the smell of sewage, trash, bean fields, trees, and a dry riverbed.
The works in the Rio Tula Document series are digital collages of photos that Colwell took while visiting to the riverbed. In these works, she reconstructs Rio Tula as she wanted it to be, without the new construction and with a circle marking drainage canal number 11.
Río Tula Document, 2013, series of 3, edition of 5, digital print and collage on map-folded paper, 101 cm x 87 cm.
Impresión digital y collage, 2013.
Este trabajo es parte de The Durazo Series
En enero de 1982, 14 cuerpos fueron encontrados flotando en el Río Tula. Los hombres muertos eran asaltantes de banco que trabajaron para el departamento de policía de Arturo Durazo en la Ciudad de México. En algún punto, la policía decidió que los hombres que alguna vez trabajaron con ella debían ser sacados de las calles. Los secuestraron, los retuvieron por meses, los torturaron, los mataron, y tiraron sus cuerpos en zanjas del drenaje que desembocan en el Río Tula. El gobierno mexicano investigó esos asesinatos, proveyendo así el único caso legal en contra de la corrupta fuerza policial de Durazo.
Fui al Río Tula buscando el canal 11 del drenaje, donde los cuerpos fueron descubiertos inicialmente. Había imaginado encontrar un paisaje abierto y un pequeño río rodeado por árboles, como en el emplazamiento que había visto en la película de corte B, Masacre en el Río Tula. En su lugar, encontré el margen de un río que había sido transformado en un centro de tratamiento residual de agua.
Siempre me ha gustado pensar que la historia deja una marca de algún modo u otro, una especie de “x en el lugar” que puede ser señalada para decir “ahí pasó”. Pero en el Río Tula no había una X clara. Sólo un enorme y feo muro contenedor a lo largo de una milla, y el olor de las aguas residuales, basura, campos de frijol, árboles y un cauce seco.
Los trabajos en la serie de Río Tula son collage digital de fotografías que tomé durante mi visita al cauce del río. En estos trabajos, reconstruyo al Río Tula del modo en que quería que fuera, sin la nueva construcción, y con un círculo marcando el lugar imaginario del canal número 11.